miércoles, 30 de mayo de 2018

EL NACIMIENTO DE LA PEDAGOGÍA MONTESSORI

 En el S.XVIII, surge un nuevo concepto político en Europa, el Despotismo Ilustrado. En este momento se creó el concepto de educación pública, gratuita y obligatoria.
Dicha escuela, buscaba un pueblo dócil y obediente... La escuela se pensó como una fábrica de ciudadanos obedientes, consumistas, eficaces donde poco a poco las personas se convertían en números, calificaciones, estadísticas, desgraciadamente este concepto de escuela sigue operando hoy en día en muchos centros.

En el S.XIX la escuela era la respuesta a las necesidades de los trabajadores en la Revolución industrial. Hoy por hoy, sigue siendo una herramienta para formar trabajadores útiles al sistema, un instrumento útil para que la cultura, nuestra cultura, permanezca siempre igual, siempre se repita. Se deshumaniza todo. 
Los alumnos deben saber lo mismo, a pesar de que de adultos no se dedicarán a lo mismo. Esto implica que el sistema educativo es un sistema de exclusión social, no le preocupa el ser humano como individuo, sino que lo selecciona y lo encasilla.
La enseñanza no se concebía en función del aprendizaje, de una verdad abstracta, sino de un saber funcional que respondiera a las necesidades de la sociedad civil y del Estado.
La escuela prusiana sigue siendo un modelo para las escuelas de nuestros días: test estandarizados, división de edades, clases obligatorias, currículos desvinculados de la realidad, el sistema de calificaciones, las presiones sobre los maestros y niños, el sistema de premios y castigos, los horarios estrictos, el encierro, la separación de la comunidad, la estructura jerarquizada. Todo esto forma parte de las escuelas del S.XXI.
A finales del S.XIX, surgió una corriente que se enfrentaba a todo esto, una corriente que pretendía sanar las carencias de la escuela tradicional, dando nuevos roles a los diferentes participantes del proceso educativo, una alternativa que abogaba por la comprensión de las necesidades de la infancia: LA ESCUELA NUEVA.


La escuela nueva, propuso cambios significativos, el niño se convertía en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje (paidocentrismo), mientras que el profesor, se convertía en un dinamizador del aula, pasando a estar al servicio de los intereses y necesidades de los alumnos. 
Paralelo a este movimiento, en EE.UU aparece la ESCUELA PROGRESITA, abanderada por John Dewey, en contra de la escuela tradicional americana que se basaba en principios educativos que priorizaban la figura del profesor. Procurando garantizar al niño la posibilidad de vivir una infancia feliz, siendo el mismo niño, el propio principio de partida para la educación.
La relación profesor – alumno sufre una gran transformación, la tiranía, es sustituida por una relación de afecto y confianza. Introducen cambios sustanciales en la metodología, con actividades que propician el desarrollo de la imaginación, la creatividad y la iniciativa. Se tienen en cuenta las características propias de cada alumno, se propone la individualización de la enseñanza.  
Teniendo en cuenta la dignidad del individuo se procura preparar futuros ciudadanos.
Como parte de todo este movimiento, encontramos a María Montessori, que hace su gran aportación desarrollando el Método de la Pedagogía Científica.

Nacimiento de la Pedagogía Montessori. 

Os he hablado de la aparición de una corriente surgida a finales del S.XIX, La Escuela Nueva.
La Escuela nueva, fue considerada un movimiento pedagógico con claro acento político y carácter progresista.
Se puede interpretar este concepto desde dos puntos de vista diferentes, uno más estricto que lo reduciría a un movimiento concreto, dentro de la gran corriente innovadora y otro más amplio, que abarcaría todo lo que con alguna novedad y originalidad se lleva a cabo hoy en día en educación.
Se tratará la Escuela Nueva como tal, en su sentido más estricto. Concretamente en la época en la que dicho término adquirió su carácter de vanguardia polémica en el S.XIX
Su propuesta de centros con innovaciones, pronto se expandió internacionalmente, creando comunidades escolares cuyos principios se basaban en la actividad, vitalidad, libertad, individualización, socialización, creatividad e intuición.
Merece destacar la figura de Adolph Ferriere, principal responsable de la creación del “Comité internacional de las escuelas nuevas”, cuya finalidad, era establecer una cooperación entre los educadores que pertenecían a la misma, a través de congresos, programaciones y revistas. 
Educadores ilustres de la época participaron en ella activamente, conscientes de los problemas sociales y la necesidad de la transformación: Cousinet, Claparède, Dewey, Piaget, Sensat y Montessori, etc. 

Comprometidos con la renovación pedagógica, propusieron conceptos revolucionarios (no hay que olvidar el contexto de entreguerras, marcado por el nacionalismo e industrialismo de la época) tales como: libertad, interés, espontaneidad, creatividad, experimentación, descubrimiento, expresión, autonomía y colectividad. Una propuesta de auténtica transformación social.
Ahora bien, os he comentado que la Escuela Prusiana sigue siendo modelo para las escuelas vigentes ¿Por qué no empezar de nuevo?

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